El desorden que heredamos

No todo lo que guardás es tuyo. A veces sostenés objetos, hábitos y mandatos que vienen de antes Y de otros. Soltar también es sanar.

El desorden que heredamos

Hay cosas que ordenamos porque las usamos.
Hay cosas que ordenamos porque las necesitamos.
Y hay cosas que seguimos ordenando… solo porque siempre estuvieron ahí.

A veces el desorden no es físico.
Es heredado.

Nos enseñaron a guardar “por las dudas”, aunque la duda dure años.
A cuidar objetos que nadie disfruta, solo porque “son de la familia”.
A sostener hábitos que no elegimos, pero repetimos casi sin pensar.

Lo heredado puede ser una caja de fotos o un juego de copas.
Pero también puede ser una forma de vivir.
Un miedo a soltar.
Una culpa por elegir distinto.
Una exigencia de poder con todo sin pedir ayuda.

Muchas personas se sienten mal cuando no logran mantener el orden que desean.
Pero… ¿están ordenando lo propio?
¿O siguen ordenando historias ajenas?

El día que te animás a abrir esas cajas : las reales y las simbólicas, empezás a reconocer qué es tuyo y qué no. Qué te representa hoy, y qué cosa solo ocupa lugar.

Y ahí aparece algo liberador:
No tenemos que seguir cargando  todo lo que heredamos 

Podés agradecer lo que te trajo hasta acá
y aun así decidir soltar lo que ya no querés que te acompañe.

Tu casa puede ser un homenaje a lo que te hizo bien,
no un museo de lo que dolió o dejó de tener sentido.

El orden profundo también es una decisión de identidad:
eligir qué historia querés contar con tus cosas y cuál ya no necesitás seguir repitiendo.

Si hoy sentís que tu desorden tiene apellido,
que hay objetos que pesan más por lo que significan que por lo que son,
quizás sea momento de elegir qué parte de esa herencia realmente querés sostener.

Y si no podes hacerlo sola, puedo acompañarte en el proceso.

Abrazo organizado

VP® Vivi Papa


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